- Voto en blanco computable = Vaciar escaños -

Minimizar los riesgos de la delegación de voto

Fecha de Publicación Escrito por MCxVBC

Es habitual establecer que un afiliado que no asista presencialmente a las asambleas pueda ejercer su derecho a voto delegándolo en otro afiliado (el equivalente a la representación de nuestros políticos).

Esta práctica es normal y, correctamente usada, totalmente democrática.
 
Sin embargo, es muy fácil caer en un mal uso de la delegación de voto.
Esto ocurre cuando la delegación de voto se generaliza y se usa no para delegar decisiones concretas y puntuales (razonadas, debatidas previamente...), sino para aportar votos suplementarios a personas que acuden presencialmente a las asambleas a imponer sus posiciones, no por su validez en sí mismas, sino por la cantidad  de votos que las apoyan.
Y este mal uso suele provenir mayormente de afiliados que no participan ni conocen suficientemente los procesos de toma de decisiones ni las decisiones mismas, y delegan inconscientemente su voto en ese amigo, familiar o conocido de su “confianza”, que las acepta para incrementar su poder en la asamblea.
 
Este uso del voto delegado es tremendamente perjudicial (además de antidemocrático) y hay que hacer lo posible por evitarlo.

Por un lado, esta mala praxis es un indicador de falta de confianza de los delegantes en el resto del colectivo. En un colectivo sano, donde hubiera confianza mutua, ante la imposibilidad de participar directamente, se optaría por delegar en el colectivo (en el que se confía), en lugar de en una persona concreta.

Y por otro lado, esta práctica conlleva un riesgo muy importante: el de que un grupo muy reducido de afiliados llegue a hacerse con el control total del partido a través del control de votos delegados suficientes para alcanzar mayorías.

Esto es en la práctica muy fácil de conseguir (como prueba, lo fácil que les ha resultado a nuestros políticos), ya que muchos afiliados y colaboradores están volcados en las tareas de difusión, y no prestan atención al funcionamiento interno del partido y, con ello, a la toma de decisiones.

Así, personas malintencionadas pueden acumular votos delegados, por afinidad personal, ideológica, o simplemente ganándose la confianza de afiliados a los que se oculta o tergiversa información. Y con esos votos pueden tomar decisiones contrarias al objetivo del VBC, bien para crear oportunidades de provecho personal o bien, simplemente, para satisfacer el ansia de protagonismo.

En consecuencia, muchos votos delegados serán probablemente síntoma de que las cosas van realmente mal.

Y, naturalmente, muchos votos delegados acumulados en muy pocas personas es un síntoma todavía peor.

Sería muy conveniente tomar medidas de seguridad para reducir este riesgo.
   
- Una posible medida sería hacer una llamada a la responsabilidad de los afiliados, para que no deleguen su voto en otra persona sin un conocimiento suficiente de las decisiones que se van a tomar.

- Además de las llamadas a la responsabilidad individual, habrá que establecer procedimientos de toma de decisiones que contemplen y minimicen este riesgo. Hay muchas formas de conseguir esto. Algunas propuestas de las más sencillas de aplicar:
 
- La limitación del número de votos delegados que puede asumir un afiliado (cuantos menos, mejor) o, simplemente, no utilizarlo.
- La habilitación de mecanismos para debatir y decidir vía Internet, para que más personas puedan tomar las decisiones de forma directa y con conocimiento de los asuntos a tratar.

 

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